SOMOS



Cristianos.
Sólo eso.
Llamados por el Maestro a seguirle.
Desde distintas comunidades cristianas.
Son Iglesias hermanas.
Separadas por lo accesorio.
Y unidas en el centro, como radios de rueda confluyentes.
Unidas en Jesús, el Cristo.
Con la voluntad y la necesidad de encontrarnos en El.
Porque creemos que la gloria del Padre es que sus hijos estén unidos.
Sabemos que sólo El tiene el poder de juntarnos olvidando lo que nos separa.
En Taizé ha sido posible. Aquí, ¿por qué no?

Quienes se apunten a este camino,
quienes queráis regar esta semilla
...pasad y sentaos.




domingo, 24 de febrero de 2013

Nacer de nuevo

Empezamos pocos pero al final la capilla se llenó. Me acordaba de las oraciones en Taizé, sentados en el suelo, apretados, en silencio. Todavía no llegamos a eso pero vamos en camino.
Pena que nos distrajo algún móvil y los que se incorporaron tarde. Aprovechamos para pediros el esfuerzo de ser puntuales para no descentrar a los demás en los acomodos.
Pero respecto a lo fundamental muchos coincidieron que estuvieron "como en casa", que disfrutaron de la frescura del encuentro, del ambiente plural, de la fraternidad ecuménica y del mini-Taizé que allí vivimos.
La Palabra central fue la del diálogo con Nicodemo al que Jesús dice: "El que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios....No te extrañes si te digo: Tenéis que nacer de nuevo. El Espíritu sopla donde quiere, y, aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va".

Como le ocurrió a Nicodemo, quizá nos sentimos demasiado viejos como para poder nacer de nuevo. "¿Cómo puede nacer un hombre que ya es viejo?"
Hemos vivido tantas cuaresmas en las que nos hemos propuesto cambiar tantas veces...Y a veces parece que estamos en el mismo punto de partida.
Y sin embargo seguimos teniendo hambre de Dios. Nos sentimos insatisfechos y le buscamos y anhelamos su abrazo y quisiéramos que nos llenara el corazón de paz.
Pero, como Nicodemo, tenemos que aceptar que el Espíritu sopla donde quiere y que puede que no sea cuestión de aprender ("...sabemos que has venido de parte de Dios a enseñarnos...") sino de renacer. El Reino no es cuestión de conocimiento sino de vida.
Somos Nicodemos escepticos ante una promesa que supera nuestros cálculos. Nos quedamos anclados en la imposibilidad de nacer de nuevo y no vemos que ese nacimiento es "de arriba" y que no se trata sólo de esforzarse sino de recibir y de ser nacido del Espíritu. La iniciativa es de Dios y sólo podemos responder aceptándola.
Podemos renovar nuestros viejos odres si dejamos que el Espíritu de Dios sople en nosotros e insufle su aliento de Vida.