SOMOS



Cristianos.
Sólo eso.
Llamados por el Maestro a seguirle.
Desde distintas comunidades cristianas.
Son Iglesias hermanas.
Separadas por lo accesorio.
Y unidas en el centro, como radios de rueda confluyentes.
Unidas en Jesús, el Cristo.
Con la voluntad y la necesidad de encontrarnos en El.
Porque creemos que la gloria del Padre es que sus hijos estén unidos.
Sabemos que sólo El tiene el poder de juntarnos olvidando lo que nos separa.
En Taizé ha sido posible. Aquí, ¿por qué no?

Quienes se apunten a este camino,
quienes queráis regar esta semilla
...pasad y sentaos.




sábado, 27 de noviembre de 2010

Noviembre

A menudo la vida nos arrastra; luchamos contra corriente pero no conseguimos permanecer firmes. Nos puede el dolor físico, el estrés del trabajo, los problemas familiares, las decepciones de los amigos.
Y en todo eso muchas veces no sabemos encontrarte. Tenemos miedo. Y el miedo es lo contrario a la fe.
Pero hoy nos lo has dicho claro. Nada puede separarnos de tu amor.
"Ni la muerte,...ni lo presente, ni lo fututo...podrá separarnos del amor de Dios". Estamos unidos a Ti, nuestro nombre está escrito en la palma de tu mano. Y nos sigues susurrando con Jesús: No tengas miedo, yo estoy contigo. Pase lo que pase te sostendré en mis manos.
Gracias Padre por esta palabra, por esta promesa, por tu fidelidad, por tu amor.

En una tarde fría de Noviembre nos hemos encontrado para sentarnos y mirar juntos a Jesús para saber cómo es el rostro del Padre, y poder acercarnos más a El. Estamos algunos menos que en Octubre, quizá por lo desapacible del tiempo o por la epidemia de catarro, pero aun así llenamos la capilla. Contamos con la presencia de nuestras iglesias hermanas (anglicana y evangélica) e incluso, Juan, uno de los pastores de la Iglesia de Santutxu. Nos prepara la oración Rubén, que comienza con la campana de Taizè llamando a la oración. Escuchamos el Evangelio y las reflexiones del Hermano Roger sobre el amor de Dios. Silencio. Nos dejamos abrazar por El. Y finalmente compartimos nuestra oración dejando en las manos del Padre lo que tenemos en el corazón. Acabamos diciendo juntos el Padre Nuestro, con las manos abiertas, para entregarle lo poco que tenemos, pero sobre todo para que El las llene de su amor. Mientras rezamos "Hágase tu voluntad" pienso que nuestro Padre sonríe y se alegra viendo que sus hijos se juntan en torno a Jesús, por encima de iglesias y dogmas, porque su voluntad es nuestra reconciliación y nuestra unidad.

Cuando terminamos se inicia un diálogo abierto en el que desde la iglesia anglicana y evangelica nos explican algo de su organización y nos siguen abriendo la puerta a sus celebraciones. La Iglesia de Santutxu nos cuenta un bonito proyecto ecuménico con la parroquia católica de su barrio y un acercamiento o redescubrimiento de Taizè en su comunidad. Seguimos charlando en la capilla y luego a la intemperie. Y estabamos tan a gusto que nos dieron las diez...

Hasta la próxima, que será el 17 de Diciembre a las 8. Os dejo...en sus manos.